Pies de Loto (2015)

Pies de loto, antiguo arte oriental del apresamiento, traduce en imágenes del kinbaku un límite de la pulsión. La fotografía de Muray traza un recorrido de cabellos atados que han sido sujetos para el placer, aunque del placer, pero vueltos objetos. ¿Quién sujeta el deseo?, ¿de quién? (¿quién urde la trenza y qué entraña el objeto?). El nudo de la cuerda, la trenza en el pelo y la venda en el pie no pueden ser deshechos, porque eso libra el goce de la niña. Los pies de loto eran ofrecidos al hombre en canasto de flores, porque el pie roto fundamentaba la belleza de la flor. La mujer debe sufrir. (¿Puede un objeto reclamar un yo para sí?, ¿puede predicarse un objeto?) Desatar el cabello es darle un rostro. Muray no lo enfoca nunca, a riesgo de que ella se llame María o Juana. O Sumiko. A riesgo de que ella se dé un nombre, de que reclame su muerte que ha sido, junto a su goce, sometida a una economía que hace de ella una muñeca; foto que, frente al ojo, cuestiona la sencillez de esta violencia. ¿Puede acaso ella dejarse atar?

Por Héctor Trincado y Victor Ibarra.